domingo, 4 de enero de 2015

Las mujeres en filosofía

Desde siempre han existido mujeres dedicadas a la filosofía, pero si escuchamos nombres como Aspasia, Hipatia o Teano nunca las relacionaríamos con ello, debido a las condiciones sociales y culturales a las que la mujer está expuesta, además de las actitudes misóginas de algunos filósofos, como Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Rousseau y Nietzsche, que relacionaban al hombre con un carácter racional, mientras que a la mujer con un carácter emotivo. Como consecuencia de esto, las presuntas mujeres filósofas han sido completamente suprimidas a lo largo de las épocas. Hipatia, considerada la pensadora más brillante de su tiempo, fue arrastrada de su carruaje y asesinada con conchas afiladas; Aspasia, otra matemática y lógica, fue enviada a un convento, de donde se le prohibió salir y Teano, cuando estaba a punto de convertirse en líder de los pitagóricos, fue hecha prisionera y torturada.
Quizá sea Hipatia la más famosa de las “mujeres perdidas en filosofía”. Nació en el 370 en Alejandría, hija de Teón, un profesor de matemáticas y astronomía del Museo de Alejandría y fue considerada la filósofa neoplatónica y matemática más sobresaliente de su tiempo. Hipatia era pagana y hoy sería considerada una librepensadora, pero no fue perseguida por el gobierno, ya que destacaba en todas las disciplinas y fue la que dirigió la Escuela de Plotino, donde enseñaba matemáticas, astronomía y las obras de Platón y Aristóteles. A pesar de todo esto, sus obras no han sido conocidas, salvo algunas menciones en cartas de estudiosos. Hoy en día, es más conocida por ser la protagonista de la película Ágora, de Alejandro Amenábar.

                 

En tiempos más recientes Harriet Mill y Jenny Marx tampoco fueron tenidas en cuenta en la historia de la filosofía e incluso en el siglo XX la primera obra de Simone de Beauvoir sobre los fundamentos del existencialismo fue rechazada con una nota del editor, aconsejándola que se limitara a “temas femeninos”. Quizá en estos casos, eran más reconocidas gracias a sus parejas, que eran grandes pensadores, y recordadas por su vida privada más que por sus obras.
No hay muchas publicaciones sobre el tema de la mujer en la filosofía y no fue hasta finales del siglo XVIII cuando se publicó por primera vez un libro bajo el título de Histoire des Femmes Philosophes de Guilles Ménace. Umberto Eco, tras leer el libro, buscó información acerca de las mujeres que aparecen en la obra y al no encontrar nada afirmó: “no es que no hayan existido mujeres que filosofaran; es que los filósofos han preferido olvidarlas, tal vez después de haberse apropiado de sus ideas.”
Pero esto no ocurre solo en filosofía sino también en otras disciplinas como las ciencias o el arte, donde la mujer no aparecía, pero afortunadamente cada vez son más reconocidas.