Un grupo de hombres se encontraba en una
caverna, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetaban el
cuello y las piernas de forma que únicamente podían mirar hacia la pared del
fondo, sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, había un muro
con un pasillo y, seguidamente, una hoguera y la entrada de la cueva que daba
al exterior. Por este pasillo, circulaban hombres portando todo tipo de objetos,
proyectando sus sombras en la pared que los prisioneros podían ver. Estos
hombres encadenados, consideraban como verdad, las sombras de los objetos ya
que, debido a las circunstancias de su prisión, no conocían nada de lo que
acontece en el exterior por lo que debían tomar por ciertas todas y cada una de
las sombras proyectadas. Uno de los hombres fue liberado y obligado a volverse
hacia la luz de la hoguera y salir al exterior, descubriendo la realidad
exterior, los hombres, árboles, lagos y la luz del Sol. El prisionero, al
volver a entrar en la caverna, intentó liberar a sus compañeros pero solo
consiguió que éstos se rieran de él, y que le amenazaran con la muerte si los
desataba.
Este mito o alegoría es una explicación
metafórica, realizada por el filósofo griego Platón al principio del VII libro
de La República , sobre la situación en que se encuentra
el ser humano respecto del conocimiento. En ella Platón explica su teoría de
cómo con conocimientos podemos captar la existencia de los dos mundos, el mundo
sensible, conocido a través de los sentidos y el mundo inteligible, sólo
alcanzado mediante el uso de la razón.
Los prisioneros, al no tener la referencia de la
realidad no podían saber que aquellas figuras eran falsas puesto que eran lo
único que veían en aquella caverna oscura. Por eso, cuando el prisionero que
sale al exterior y conoce todo lo que de verdad ocurre, gracias a su razón, no es creído por sus compañeros, que lo tratan
de loco y no le dejan desatarlos, amenazándole de muerte.
Estos prisioneros representan a los seres
humanos en estado de ignorancia, ya que sólo conocen las sombras proyectadas en
la pared, que representan las apariencias, es decir el mundo sensible, en el que sólo nos creemos lo que percibimos mediante los sentidos; el
exterior de la caverna, es decir la luz del sol, es el conocimiento verdadero y
el prisionero liberado representa al filósofo o al sabio que deberá guiar a los
hombres ignorantes hacia el conocimiento verdadero, al que se llega a través de
la razón.