Antiguamente los mitos eran muy
frecuentes ya que la sociedad los utilizaba para dar respuestas o
explicaciones a los distintos acontecimientos de la vida y así comprender y
dominar el mundo.
Uno de estos mitos, el mito de Aracne, aparece en La Metamorfosis de
Ovidio y es mencionado por Virgilio en Las Geórgicas.
En la mitología grecorromana,
Aracne, hija de Idmeón de Colofón, era famosa en Hipea (Lidia) por su gran
habilidad en el tejido y bordado. Esta popularidad acabó haciendo que se
convirtiera en una persona creída y engreída llegando a afirmar que sus
habilidades eran superiores a las de Atenea (Minerva en la mitología romana)
diosa de la sabiduría, la guerra y la artesanía. Al escuchar esto la diosa se
enfadó pero quiso darle la oportunidad a Aracne de arrepentirse, para ello se
convirtió en anciana y le advirtió de los problemas que podía tener si ofendía a los dioses. Aracne no cambió de
idea y retó a la diosa a un concurso de tejido en el que pudiera demostrar su
superioridad. Atenea bordó los doce dioses principales del Olimpo en toda su
grandeza, mientras que Aracne representó los amoríos deshonrosos de
los dioses. Tras el concurso, Aracne fue la ganadora y Atenea al darse cuenta
de la superioridad de ésta, rompió el tapiz y el telar y a su vez golpeó a
Aracne que temerosa salió huyendo y se intentó ahorcar. Atenea al ver lo que
Aracne quería hacer, se apiadó de ella y convirtió la soga en una tela de araña
salvando su vida pero también la castigó convirtiéndola en una araña.
Este mito no tiene una única
interpretación, pero refleja el poder de los dioses sobre el pueblo, ya que
sentirse superior a ellos significaba una gran ofensa y esta soberbia de los
humanos era duramente castigada.
La historia de Aracne inspiró uno
de los cuadros más importantes de Velázquez: “Las hilanderas”. En este cuadro aparece un grupo de hilanderas tejiendo y al fondo, aparece una de las escenas finales del mito, en la que la diosa Atenea
convierte a Aracne en una araña, y al igual que los mitos tienen diversas
interpretaciones, en este cuadro también se han buscado significados ocultos y
simbólicos.
Bien, Marina, aunque tengo la impresión de que podrías haber exprimido más el mito. Hay dos cosas importantes que conviene destacar: los dioses no son todopoderosos (al fin y al cabo vence Aracne) y están sujetos a vicios: la envidia. Estos dioses no son tan terribles como los egipcios o babilonios.
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