Kant nace el 22
de abril de 1724 en Königsberg. Inicia sus estudios universitarios centrándose
en la filosofía de los racionalistas Wolff y Leibniz, interesándose también la
ciencia newtoniana. Pero, en 1770, comienza el llamado periodo crítico, donde,
tras leer al empirista Hume, decide abandonar los pensamientos racionalistas y
comenzar su propio sistema dentro de la Ilustración, publicando en 1781 su obra
Crítica a la Razón Pura.
En esta obra Kant se propone responder a la
primera pregunta que se plantea: “¿qué puedo conocer?” Para ello Kant decide
tomar diversas ideas de las corrientes filosóficas anteriores: del racionalismo
acepta la importancia de la razón en el conocimiento y la necesidad de que este
sea universal y necesario; del empirismo toma la tesis que dice que no hay
conocimiento sin experiencia y de la ciencia de Newton, el modelo de un
conocimiento sólido y verdadero que parte de los sentidos pero que llega a
verdades independientes de estos. Así Kant transforma la pregunta inicial de
“¿qué puedo conocer?” a ¿es posible la ciencia?”
Para desarrollar
su teoría del conocimiento y analizarlo, Kant afirma que todo conocimiento es
un conjunto de juicios, por lo que la mejor forma de analizar el conocimiento
será analizar las proposiciones o juicios de los que está formado, reduciéndose
así el problema de la ciencia al problema de los juicios científicos. Pero,
¿Cuál es el juicio científico? Kant estudia tres tipos de juicios: juicios analíticos
a priori, que descarta como juicios científicos por ser meras tautologías;
juicios sintéticos a posteriori, que también descarta por ser particulares y
contingentes y acepta finalmente como juicios científicos a los juicios sintéticos
a priori, por ser verdaderos, necesarios y extensivos.
Como he dicho
anteriormente Kant utiliza como modelo de conocimiento la ciencia newtoniana,
que afirma tres leyes:
- Primera ley de Newton o ley de la inercia.
“Todo
cuerpo permanecerá en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a
no ser que sea obligado por fuerzas externas a cambiar su estado.”
Esta
es una proposición que no necesita ser confirmada mediante la experiencia, es
decir, no hace falta estudiar todos los cuerpos para saber que se mantendrán en
su estado de reposo o movimiento siempre que ninguna fuerza actúe sobre ellas. Por ello, es un juicio a priori.
Además
el sujeto “todo cuerpo” no contiene el predicado “permanecerá en su estado de
reposo o movimiento…”, por lo que no es un juicio analítico, sino que es un
juicio sintético.
Esta ley, que
ya había sido enunciada por Descartes y Galileo, suponía romper
con la física aristotélica, según la cual un cuerpo sólo se mantenía en
movimiento mientras actuara una fuerza sobre él.
- Segunda ley de Newton o ley de la interacción y la fuerza.
Al igual que en el anterior caso, no es
necesario acudir a todos los objetos para estudiar si la fuerza aplicada sobre
un cuerpo es proporcional a la aceleración que este adquiere y además, el
sujeto “fuerza” no incluye el concepto de “aceleración”. Así, se trata de un juicio
sintético a priori.
- Tercera ley de Newton o ley de acción-reacción.
Esta ley se
ejemplifica constantemente en la naturaleza: si golpeas una mesa, tienes una
sensación de dolor, debido a que la mesa ejerce una fuerza sobre ti con la
misma intensidad; o en el impulso que consigue un nadador al ejercer una fuerza
en el borde de una piscina, debido a la fuerza ejercida por la pared de la
piscina.
Esta preposición
es independiente de la experiencia, ya que como las dos anteriores, no es
necesario comprobar su veracidad analizando todos los casos existentes. Además,
el sujeto “acción” no contiene al predicado “reacción”, por lo que se trata de un
juicio sintético a priori.
En conclusión,
las leyes en las que se basa la ciencia newtoniana son juicios sintéticos a
priori, es decir, juicios verdaderos universalmente y extensivos, ya que
aumentan nuestros conocimientos del mundo. Por ello, Kant admite este tipo de
juicios como juicios científicos y utiliza la ciencia de Newton como base de su
teoría de conocimiento.
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